Historia Bella

Querido diario:

Dicen que el tiempo es lo mejor para curar heridas del corazón, que el dolor que sentí iba ser cerrado al pasar los meses, o que simplemente iba olvidar los momentos que me hicieron sentir que realmente estaba viva.

Él lo creía, me lo dijo aquella vez, los humanos olvidan rápido.

Al recordar todo aquello, me pregunto si realmente los podré olvidar… han pasado más de seis meses desde que escuche su voz, de que lo vi marcharse y dejarme sola, por segunda vez; la primera había prometido no hacer algo estúpido, que pensaría en Charlie, Reneè y Michelle, mi familia… sin embargo, un segundo hombre apareció en mi vida, Jacob Black, y junto con él una leyenda sobrenatural de hombres lobos, quién era yo para no creerlo y apoyar a mi amigo ante esa nueva aventura, si yo misma me había enamorado irrevocablemente de un vampiro.

En ese tiempo viví una gran confusión al tener a mi sol personal, Jake, volví a reír y a vivir nuevamente después de mi atroz cumpleaños, sin embargo, por malentendidos que el destino puso en nuestro camino nuestros destinos se volvieron a cruzar en Volterra… te amaba más que a mi propia vida, como diablos no arriesgarla para salvarte de ellos sin importarme las consecuencias de mis actos, corrí por aquellas estrechas calles seguida de Alice para salvarte de lo que querías hacer.
Y sin saber cómo, logramos salir de ese castillo donde pensé que la muerte era segura para los tres. Regresamos nuevamente a donde todo había iniciado, Forks, tenía miedo de lo que pasaría al llegar, que desaparecieras y todo hubiera sido un sueño, pero volví a caer en tus promesas… no solo en las tuyas, también de los que consideraba mi familia.

Unos cuantos días bastaron para que yo me ilusionara y tú me destrozaras nuevamente. El dolor y las lágrimas aumentaron cuando los recuerdos aparecían tan nítidos en mi mente, pero no caí en ese letargo de la primera vez, no supe que paso en mí pero en ese momento mi dolor dio paso al coraje, al odio.

Toda mi familia se sorprendió ante tal cambio, pensaban que no podría superar lo que había pasado, pero hubo un hecho que cambió todo. Unos pueden decir que su llegada ahí fue coincidencia, "otros" dirían que seguía siendo un imán para los peligros, pero yo, tome ese hecho como "una nueva oportunidad que me brindo la vida".

Fue su llegada la que volvió a cambiar mi vida, estaba de regreso del instituto cuando mi camioneta paro, era de noche y una ligera llovizna comenzaba por tomar más fuerza y entre aquella oscuridad que empezaba a emanar fue cuando lo vi por primera vez.

-¿Problemas con el auto?- preguntó sin dejarme de observar detenidamente

-Algo así- dije mientras notaba lo pálido de su piel-¿No eres del rumbo, verdad?

El chico me miro y sonrió negándome- ¿No me digas que le tienes miedo a los forasteros?

Regrese la sonrisa-¿miedo?...hace tiempo que deje de tenerlo.

Su sonrisa se hizo más clara y su rostro se relajo cuando se presento- Soy Daniel Wattson.

-Mucho gusto Daniel, soy Bella Swan.

Desde ese momento supe que él no era como yo y a pesar de saberlo no me aleje de él, mis encuentros con Daniel fueron cada vez más seguidos, empezamos a conocernos, a simpatizar cada vez más, había días completos que pasábamos juntos sin importarme otra cosa, y sin más una noche el me confesó el secreto que yo ya sabía y del mismo modo le conté sobre los vampiros a los cuales ya había conocido. Los días siguieron pasando pero desde aquella noche ninguno volvió a comentar nada, nos hacíamos compañía, nos divertíamos y un poco de felicidad regresó a mi corazón, el estar con Daniel me hacía sentir bien, lo apreciaba mucho y al poco tiempo lo terminé queriendo.

Desde que nos conocimos, sabía que Daniel tenía una familia, que vivía con sus cuatro hermanos y que él los apreciaba mucho. Él había hablado conmigo acerca de los hábitos alimenticios de su familia y a pesar de que una de sus hermanas compartía sus gustos, los demás lo hacían a medias, cazaban tanto a humanos como animales, dependían de las circunstancias en las que se encontraban; debo de admitir que eso me asusto un poco aunque para nada iba a cambiar de opinión, mi decisión ya la había tomado y Daniel lo sabía muy bien.

Cuando los conocí sabía que el momento de mi nueva vida estaba por llegar. Fuimos a su casa que se encontraba un poco retirada de la ciudad, no era grande pero era perfecta para las personas que vivían en ella. Todos se encontraban esperando en la sala y cuando entre los cuatro pares de ojos me miraban con atención.

-Por fin conocemos a la gran Bella- me dijo un chico mientras se paraba y estrechaba mi mano – Bienvenida a nuestra casa – era bastante grande y fortachón, su sonrisa dejo ver que tenía como as de treinta años, su cara alargada mostraba una amplia frente, y su cabello de un castaño oscuro era corto, sus ojos iban del café al rojo, aunque aquel brillo en su mirada me alarmo – Soy Max Wattson- se presento- y ella es Kristten- señalo a una mujer que se encontraba sentada en un sofá delante de mí, sus ojos, del mismo color que los de Max, me miraban con curiosidad.

Era bastante delgada y su rostro mostraba la edad del primer vampiro, guapa y simpática sin llegar a los extremos, su cabello ondulado y castaño claro le llegaba por debajo del hombro- Hola Isabella- me saludo y yo igual.

-Que gusto en conocerte Isa, ¿puedo decirte así, verdad? – una chica un poco más alta que yo se acerco rápido sin que yo lo notara, di un paso a tras y ella sonrió- perdón, soy Sophie, aunque espero que Daniel ya te haya contado sobre mí- me terminó por decir, al igual que los otros dos, su hermosura se hacía notar, sus ojos de color gris y su cabello negro me hicieron darme cuenta de que ella y Daniel eran los únicos que se parecían más, los que en verdad parecían hermanos.

-En verdad tenías razón Dan- otra voz me saco de mis pensamientos, un chico más se acercaba a Daniel y se recargaba en él, era el más delgado de los tres vampiros que se encontraban en aquella habitación, su cabello castaño y corto hacían que resaltaran más sus ojos- Bella es bastante bonita, va a ser fácil acostumbrarse a ella, soy Steve- Mis mejillas inmediatamente se sonrojaron y note que Daniel pasaba su brazo por mi cintura y me atraía a él mientras me sonreía.

Tanto Daniel, Sophie y Steve, fueron conmigo al instituto. Por supuesto que su familia fue la nueva atracción del pueblo por semanas, comparándolos con los Cullen y metiéndome a mí entre esas charlas que me hartaban. Pero la llegada de mi hermana, Michell Swan, y de mi madre fue otro acontecimiento que los ciudadanos de Forks disfrutaron.

La relación con Jake se fue desgastando conforme yo pasaba más tiempo con los Wattson, miles de discusiones se encadenaron al yo preferirlos a ellos pero el que mi hermana llegara apaciguo un poco a mi amigo al tener con quien compartir un poco de tiempo.

Los días y meses fueron pasando conforme mi ralaciòn con Daniel se hacía más fuerte y mi decisión de convertirme y ser parte de su clan era un hecho eminente hasta para los indios de la Push. En todo ese tiempo no supe nada del clan Cullen, los recordaba pero aún me sentía traicionada y olvidada, de los vampiros de Volterra poco supe al igual que de Victoria que al parecer se había olvidado de lo sucedido con James.

Todo estaba “tranquilo” en Forks hasta hace apenas unas cuantas semanas, disturbios en Seattle se hacían presentes con más frecuencia, muertes, desapariciones, peleas que la policía de aquel sitio no podían controlar y pasado el tiempo se escuchaban más cerca de Port Àngeles y Forks. La tribu Quielute culpo de inmediato a los Wattson al saberse que muchos de los muertos quedaban sin una gota de sangre en su cuerpo pero testificaciones de humanos sobre bestias gigantes que atacaban por la noche cambiaron las cosas…